Cáncer de próstata y entrenamiento de fuerza

Las células prostáticas dependen fisiológicamente de los andrógenos (testosterona, androsterona y la androstendiona) para estimular su crecimiento, función y proliferación. La testosterona, aunque no es
oncogénica, sí es esencial para el crecimiento y la perpetuación de las células tumorales.
 
Cuando las células prostáticas son privadas de la estimulación androgénica, sufren apoptosis (muerte celular programada). Cualquier tratamiento que provoque finalmente una supresión de la actividad androgénica se denomina tratamiento de privación androgénica (TPA). La privación androgénica puede lograrse mediante:
  • Supresión de la secreción de andrógenos testiculares mediante castración quirúrgica o médica.
  • Inhibición de la acción de los andrógenos circulantes a nivel de sus receptores en las células prostáticas con compuestos competidores que se denominan antiandrógenos.
 
Además, estos dos métodos de privación androgénica pueden combinarse para conseguir lo que normalmente se conoce como bloqueo androgénico completo (o máximo o total) (BAC). Heidenreich, A y col (2010). Guía sobre el cáncer de próstata. European Association of Urology.
 
Todo esto se resumiría en que la testosterona está involucrada en la producción de células cancerosas,
por lo tanto, eliminando su producción las células cancerosas no se exponen a ella y no pueden proliferar.
 
¿Y por qué cuento esto? Pues porque voy a dejar las conclusiones de un artículo (Hanson y Col, 2012; J Gerontol A
Biol Sci Med Sci, Oct 22) en el que se refieren al entrenamiento de fuerza como una estrategia eficaz en pacientes con cáncer de próstata sometidos a este tratamiento. La terapia de privación de andrógenos para
el cáncer de próstata se asocia con debilidad, fatiga, sarcopenia, y reducción de la calidad de vida
. El
entrenamiento de fuerza aumentaría la fuerza muscular y la hipertrofia, lo que mejora la composición corporal, la función física, los niveles de fatiga y calidad de vida en hombres de edad avanzada con cáncer de próstata.
La masa muscular, la potencia, la fuerza, la resistencia, la función física, la percepción de la fatiga y la calidad de vida se midió en 17 hombres de raza negra con cáncer con privación androgénica, antes y después de 12 semanas de entrenamiento de fuerza.
El entrenamiento de fuerza aumentó significativamente la masa muscular total del cuerpo, el volumen muscular del muslo, la potencia y la fuerza. Hubo un aumento significativo en el rendimiento funcional, la resistencia muscular, y las puntuaciones de calidad de vida, así como la disminución en la percepción de la fatiga. La mejora de la función muscular se asoció con un mayor rendimiento funcional y una menor percepción de la fatiga, y ambos se asociaron con una mejor calidad de vida.
 
El entrenamiento de fuerza provoca hipertrofia muscular incluso en ausencia de testosterona, y es efectivo para contrarrestar las consecuencias adversas funcionales del tratamiento en los hombres mayores con cancer. Estas mejoras están relacionadas con la percepción de reducción de la fatiga, mejora del rendimiento físico y una mejor calidad de vida. Así,  puede ser una terapia segura y bien tolerada para prevenir la pérdida de masa muscular, fuerza y ​​potencia comúnmente observada durante la privación androgénica.

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