INTRODUCCIÓN
isquiosurales están formados por el
bíceps femoral,
dividido en dos
cabezas (larga y corta),
el músculo semimembranoso y el semitendinoso (Imagen 1). Estos son los encargados principalmente de flexionar la rodilla,
aunque también tienen funciones de rotación de la rodilla y extensión de la
cadera.
práctica deportiva, especialmente en los deportes colectivos. La tensión excesiva a la que se les somete
puede desembocar en una distensión o rotura y por consiguiente en la lesión.
Askling et al (1) señalan
a la lesiones en los isquiotibilales como la lesión más común
en el fútbol profesional europeo.
Además se postulan a favor del ejercicio excéntrico
como el mejor para la rehabilitación. Por lo tanto, es importante discriminar los factores
de riesgo, y eso es lo que voy a hacer. Todo lo que voy a exponer
está en el artículo de revisión que señalamos en la bibliografía (2). Así pues, no es más que una paráfrasis de este.
la edad, o un historial previo de lesiones (2).
relacionados con déficits de fuerza, asimetrías anatómicas, técnica de carrera,
flexibilidad o fatiga, siendo el
desequilibrio de fuerza entre agonistas y antagonistas una de las mayores
medidas predictivas (2). Esto es muy importante, tradicionalmente se ha creído
que las lesiones siempre estaban asociadas a la flexibilidad, y la
recomendación habitual era estirar con la creencia de que así
prevendríamos lesiones. Es bastante habitual ver durante los calentamientos a
los deportistas estirando. Hoy sabemos que esto no es lo más importante y que
podría incluso tener más perjuicios que beneficios. Por otro lado si se
trabajaba la fuerza para recuperarse de esa lesión (hablo principalmente de
deportistas amateurs y recreacionales), siempre ha existido un abuso de trabajo
del cuádriceps en relación a los isquiosurales. No es raro ver a muchos
“machacando” el cuádriceps en la máquina de extensiones (leg extension) y dejando en
un segundo plano a los isquiosurales, a los estabilizadores de la pelvis y
tronco. Aunque no es lo habitual también puede pasar al revés, es decir
“machacar” los isquiosurales y olvidar el cuádriceps. Como veremos a
continuación esto no es lo más indicado. La lesión está más relacionada con el desequilibrio que con la
fuerza aislada de un músculo.
riesgo más importante para la rotura isquiosurales es la existencia de
una lesión anterior en dicha musculatura. Estos
deportistas presentan un riesgo de volver
a sufrir otra lesión de 2-6 veces mayor, aunque la mayoría de las recaídas
se presentan en los dos meses posteriores a la lesión (2). Lo vemos todos los días
en los medios con los futbolistas. ¿Cuál es el problema? ¿Tienen malos
preparadores físicos, fisioterapeutas, médicos? ¿No se cuidan? La respuesta es
no! Simplemente su músculo no es el mismo que antes de lesionarse por primera
vez. Cada vez que se lesionan queda una cicatriz y evidentemente va a tener
repercusiones. Si a esto le añadimos una vuelta prematura al terreno de juego
debido a la presión mediática, económica… no es raro
que vuelva a suceder.
Fuerza e
imbalances musculares
de los músculos isquiosurales ha sido uno de los factores de riesgo que con
más frecuencia se ha asociado con la lesión de dicha musculatura. Así por ejemplo, se ha sugerido que una falta de fuerza de los isquiosurales no permite al deportista contrarrestar al cuádriceps durante la extensión
de la rodilla en la fase final del “balanceo” de la carrera. Pero la evidencia científica sobre la
influencia de la debilidad muscular de los isquiosurales como factor de riesgo
es contradictoria. Hay estudios que sí relacionan el déficit de fuerza con
la lesión, y en los que la pierna lesionada si presentaba menor fuerza que la
sana. Pero como podemos observar no importa tanto la fuerza del músculo de
forma aislada, sino la fuerza de este respecto a los demás. Ya sea respecto a
la otra pierna o respecto a los músculos antagonistas del mismo lado (cuádriceps) (2).
Es decir, importa más si está
equilibrado o no, y no tanto lo fuerza o potencia que puedan desarrollar.
significativa con la lesión de esta musculatura (3). Solo un estudio de los vistos en esta revisión y realizado por
Witvrouw et al (4) con futbolistas belgas profesionales ha reportado una asociación
significativa entre una menor flexibilidad medida en pretemporada y una mayor
incidencia de lesiones de isquiotibiales durante la temporada regular, y la
metodología ha sido criticada. la
flexibilidad combinada de isquiosurales y el complejo lumbo-pelvico también ha
sido investigada como factor de riesgo, no encontrándose asociación alguna.
otros grupos musculares del muslo, como es el caso del cuádriceps, puede tener más
importancia que la propia de los isquiotibiales. Gabbe et al (5) encontraron una relación inversa entre el aumento de la
flexibilidad del cuádriceps y la incidencia de lesiones en los isquiosurales.
la lesión. Pinniger et al al (6), han constatado que la fatiga inducida por la repetición de
esfuerzos a máxima velocidad causa un
cambio significativo en la técnica de carrera. Un
musculo fatigado esta menos capacitado para generar fuerza, y por tanto es
más susceptible a romperse ante una acción de tipo excéntrico. Por otro lado, la fatiga puede dar lugar a una alteración
propioceptiva, que puede contribuir a la lesión isquiotibial como
consecuencia de un deficiente control neuromuscular y de una contracción muscular
inapropiada.
lumbo-pélvicas
diversas disfunciones a nivel lumbo-pelvico ha sido relacionada con la lesión de la
musculatura isquiosural. De esta forma, como
se ha comentado con anterioridad, una limitación
de flexibilidad en los flexores de cadera y del cuádriceps se ha identificado
como factor de riesgo en esta lesión (2).
de movilidad articular y flexibilidad? Hay infinidad de síntomas, pero la
incapacidad para hacer una correcta sentadilla ya nos diría mucho. Otro día
trataremos de explicar esto para que vosotros mismos podáis detectar
desequilibrios y corregirlos.
el conocido bajo el nombre de síndrome cruzado, el cual se manifiesta por
rigidez en los flexores de cadera y erectores espinales y una inhibición de los
glúteos y los
abdominales, que puede dar lugar a una inclinación anterior de la pelvis, a una
flexión de cadera y a un aumento de la lordosis lumbar, lo que puede facilitar
la aparición de la lesión isquiotibial (2).
de riesgo
de raza negra más propensos a sufrir roturas de los isquiosurales (2).
parece ser el factor de riesgo intrínseco más destacado. los deportistas
mayores de 23 anos presentan una incidencia de 1,3 a 3,9 veces más riesgo,
mientras que en los mayores de 25 anos la incidencia asciende hasta 2,8 a 4,4
veces más (2).
factor relacionado con el riesgo de lesión de esta musculatura (2).
un medio fundamental para prevenir las lesiones musculares, aunque
evidentemente las lesiones de isquiosurales se siguen dando después de un
calentamiento importante y esto tiene muchos matices pues el calentamiento en sí
da para hablar mucho (2).
En definitiva, y como conclusión final, dejamos esta diapositiva basada en Foreman et al (8) (imagen 2) que remarca la importancia de ver todo en conjunto y trabajar encajando todas las piezas del puzzle.
Referencias bibliográficas:
1. Askling, C. Tengbar, M y Thorstensson, A. (2013). Acute hamstring injuries in Swedish elite football: a prospective randomised controlled clinical trial comparing two rehabilitation protocols Br J Sports Med;47:953-959.
2. Review on the hamstring muscle injury in sport: risk factors and prevention strategies. Revista Andaluza de Medicina del Deporte.
3. Prior M, Guerin M,
Grimmer K. An evidence-based approach to hamstring strain injury: a systematic
review of the literature. Sports Health: A Multidisciplinary Approach.
2009;1(2):154-64.
4. Witvrouw E, Danneels L, Asselman P, D’Have T, Cambier D.
Muscle flexibility as a risk factor for developing muscle injuries in male
professional soccer players. A prospective study. The American journal of
sports medicine. 2003 Jan-Feb;31(1):41-6. PubMed PMID: 12531755. Epub 2003/01/18.
eng.
5. Gabbe, B. J., Finch, C. F., Bennell, K. L., & Wajswelner, H. (2005). Risk factors for hamstring injuries in community level Australian football. British Journal of Sports Medicine, 39(2), 106-110.
6. Pinniger, G. J., Steele, J. R., & Groeller, H. E. R. B. E. R. T. (2000). Does fatigue induced by repeated dynamic efforts affect hamstring muscle function?.Medicine and Science in Sports and Exercise, 32(3), 647-653.
Jiménez-Barroca and S. Domínguez-Cobo(2013).
Review on the hamstring muscle injury in sport: risk factors and prevention
strategies. Revista Andaluza de Medicina del Deporte. 6, (1): 30-37.
8. Foreman TK, Addy T, Baker S, Burns J, Hill N, Madden T.
Prospective studies into the causation of hamstring injuries in sport: A
systematic review. Physical Therapy in Sport. 2006 5//;7(2):101-9.